Malú Huacuja del Toro
Malú Huacuja del Toro, una de las escritoras más auténticas y polifacéticas de la literatura mexicana. Es autora de múltiples espectáculos de cabaret político, obras teatrales, guiones de radio y televisión y de libretos cinematográficos, como la película feminista «Rencor tatuado».
Contracultura femenina
Nacida en la ciudad de México, el 25 de mayo, como Rosario Castellanos pero muchos años después, Malú Huacuja del Toro debutó como escritora con la obra teatral Historia de amor, en síntesis. Simultáneamente considerada niña genio y crítica acérrima de la cultura oficial, se asumió “emisaria del pasado proveniente de un país que anuncia un porvenir hacia una época anterior”. Ha publicado notables libros en el «género negro», como Crimen sin faltas de ortografía, Un dios para Cordelia, Herejía contra el ciberespacio y La lágrima, la gota y el artificio. En la primera de estas, que concretó a los 24 años, se atreve no sólo a parodiar el género, también a revolucionarlo al prescindir de detectives o recurrir a estos solo como personajes incidentales. Se le reconocería como una visionaria en más de un sentido. Se rumora que el mismísimo Eduardo Galeano plagió en inglés uno de sus textos titulado «La salvación de los desobedientes». Esta experiencia la llevaría a escribir sobre plagios literarios en su libro Crónicas anticonceptivas donde, entre otras cosas, se manifiesta dolorosamente escéptica respecto a la solidaridad femenina en el medio literario mexicano. La impostura del feminismo radical, afirma la autora, amenaza su independencia como creadora ya que es la máscara favorita de las escritoras-empresarias más adineradas y cursis de Latinoamérica. Dio un paso más allá al crear lo que denominó “Contracultura Femenina”, difundido en su momento a través de una página web “Miel y amoniaco” donde incentivó a escritoras que jamás hubieran ganado becas ni premios gubernamentales a colaborar de manera remunerada.
Sobre dioses cibernéticos
Su segundo libro, Un dios para Cordelia (1995), causa revuelo al aparecer acompañado de una postal de la autora en ropa interior negra, enarbolando un letrero que dice: «Espero que al verme en cueros te animes a comprar mi novela». Más que alterar el «orden moral», una vez más revuelve los tópicos de un género, la ciencia ficción en este caso, y nos brinda una perfecta parodia orwelliana, ambientada en un futuro tan cercano que parece actual, donde la sociedad es regida por un dios absoluto: la Televisión. La imagen se enseñorea de las débiles voluntades de los televidentes. Tanto en esta novela como en Herejía contra el ciberespacio (1999), donde el personaje central, Desertor, padece la pesadilla de quedar atrapado en mundos perfectos, huxleyianos, advertimos una propuesta por demás atractiva: disfrazar la dolorosa realidad de ficción futurista. Salta, por paradójico que suene, la vena realista que alimentó con sus fanáticas lecturas de Tolstoi, Dovstoievski y Chejov, y posteriormente a Víctor Hugo y Proust.
Realismo cultural descarnado
En El álbum de la obscenidad nos brinda crónicas acerca de cómo, a raíz de lo ocurrido el 11 de septiembre, los comerciantes lucran descaradamente con el inflamado patriotismo de los gringos, de cómo, a partir de la necesidad de aparentar lo que no se es, se crean insalvables y enfermizos círculos viciosos. En La lágrima, la gota y el artificio, recurre a la «novela en clave» para brindarnos una historia de un realismo descarnado y un pesimismo no menos aterrador que por lo mismo incita a la carcajada. Esta novela exhibe las entretelas del mundillo cultural, cuyos capos son todo menos artistas, así como las del ámbito periodístico en México que, asegura la autora a través del personaje de la inteligentísima Inés, no es sino delincuencia organizada, «en pequeña escala». La aparente sencillez de la prosa de Malú encubre una complejidad tortuosa, oscura, terrible. Abarca los campos de concentración durante la dictadura argentina y los crímenes contra mujeres en Ciudad Juárez que, según la hipótesis de la novela, tiene relación con la pornografía y el tráfico de órganos, y realiza un macabro juego de nombres, de tal suerte que aparece un salón de belleza de Nueva York llamado ESMA, como aquellos campos militarizados donde las mujeres encintas eran conservadas con vida hasta dar a luz; o una cineasta feminista que filma un documental sobre las muertas de Juárez y sigue fielmente el guion que para el caso le dicta uno de los involucrados.
Escritura sin márgenes ni fronteras
Malú ha explorado prácticamente todas las posibilidades de la escritura, incluyendo el guion radiofónico y cinematográfico (El amor de tu vida S.A, dirigida por Leticia Venzor, Premio del Público durante la edición 1997 de la Semana del Cine Iberoamericano de Cuba) y televisivo (Amor por televisión, Imevisión, 1988). Desde hace unos años empezó a escribir en inglés, debutó como dramaturga en el corazón de Nueva York con la obra Celebrities Shouldn’t Have Children. En 2020 se estrenó la película Rencor tatuado, dirigida por Julián Hernández, con guion de Malú y la impactante actuación de Diana Lein que caracteriza a una vengadora de abusadores sexuales.
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