Historia de la hechicería y de las brujas– Luis Bonilla
Historia de la hechicería y de las brujas– Luis Bonilla, un recorrido por la fenomenología de la hechicería desde la prehistoria hasta la actualidad a través de los episodios más oscuros de la política y sociedad del continente europeo.
El engaño, el hechizo más viejo del mundo
La historia de la hechicería y de las brujas es la historia de la predisposición del ser humano al engaño para intentar erradicar todos sus miedos ancestrales. Luis Bonilla da un enfoque erudito, prolíficamente documentado desde el origen de la superstición en el paleolítico hasta nuestros días, implicándose en valoraciones objetivas y subjetivas razonadas en cada uno de los periodos de mayor auge de la hechicería. Con un estilo irónico, sagaz y a veces histriónico, logra hechizar –paradójicamente, pues es un detractor de la brujería– al lector hasta que acaba el libro con un análisis de la etiología de la hechicería sin parangón. Supersticiones en grado sumo, enajenación mental la mayoría de las veces, intenciones criminales o intrigas políticas palaciegas sirven de enfoque para entender algunos episodios de nuestra historia que se originaron por la fuerte influencia de la brujería.
Y quién puede resistirse al morbo de conocer en profundidad el origen y evolución de una de las prácticas más antiguas aún vigentes y que por alguna razón sigue suscitando un gran interés tanto en la vida pública como en la privada. Basta echar un vistazo a la literatura y al cine actual para corroborar que siguen estando en el top ten de las temáticas predilectas. Desde títulos clásicos llevados a la gran pantalla como las novelas artúricas basadas en la figura del mago Merlín, Las brujas de Salem de Arthur Miller, la mítica saga de El señor de los anillos, el universo fantástico de Harry Potter, todos ellos precursores de innumerables títulos convertidos en best sellers tanto en papel como en las plataformas de series de televisión. Y es que el ser humano necesita del poder del engaño para burlar la realidad o reinterpretarla. Va a tener razón Jung cuando afirma que las realidades psicológicas forman el insconsciente colectivo y estas conviven en pugna constante con el consciente individual que –dicho sea de paso– o bien llevan al sujeto al psiquiatra o lo sumergen en este tipo de mágica realidad paralela y lo ponen a elucubrar teorías conspiracionales tan en boga en los últimos tiempos.
Tabla de salvación o lecho de perversiones
El viaje por La historia de la hechicería y de las brujas transcurre desde las trepanaciones prehistóricas en cadáveres para dejar salir al espíritu y usar la calavera como amuleto, danzas eróticas para conjurar maleficios, pasando por las aportaciones de las culturas posteriores más refinadas como la grecorromana y su aplicación filosófica a través de la magia obscena, orgías mágicas, filtros amorosos, sortilegios para cambiar acontecimientos o metamorfosis; la posterior degradación y sádica manifestación medieval; las prácticas satánicas e invocaciones maléficas renacentistas hasta la llegada de la Inquisición que lejos de erradicar la brujería, la potencia aún más ensanchando la frontera que divide a magos naturalistas, con base científica, de brujos hechiceros.
Hoy en día resulta inimaginable ver arder en la hoguera o pasados por la guillotina a la echadora de cartas del barrio o a los innumerables curanderos que recorren las ciudades con promesas de sanar las dolencias incurables, o a los embajadores de prácticas adivinatorias extranjeras o extraterrestres que dicen poseer el don de la videncia y vaticinan catástrofes y demás calamidades universales. Leer el horóscopo, hacerse la carta astral, asistir a una sesión de espiritismo, buscar ayuda mágica en temas sentimentales, económicos o sociales, o visitar a una vidente se ha convertido en algo nada sorprendente, perfectamente adaptado al inconsciente supersticioso de personas de todas las clases sociales. Sin embargo, a lo largo de la historia se han cometido incontables torturas contra todo aquel sospechoso de practicar cualquier tipo de sortilegio contra natura. Destacamos el ocurrido al doctor Fausto, amigo de Gutenberg, condenado a la hoguera durante el reinado de Luis XI por poseer el don de elaborar biblias manuscritas en tiempo récord. En aquella época más valía esconder las habilidades para evitar tormentos mortales o pasar desapercibido para no ser señalado por dedos inquisitoriales, como le ocurrió al protagonista de Historia de la columna infame, de Alessandro Manzoni, condenado a muerte por una calumnia vecinal, por no hablar de sonámbulos, epilépticos e histéricos susceptibles de haber sido poseídos por el diablo.
Conspiranoicos en la Corte
Luis Bonilla no puede evitar emitir juicios de valor personales sobre el asunto, adjetivando de manera cómica y exacerbada –sugiriéndonos un aspaviento de brazos–, algunos de los pasajes como si hubiera sido atrapado por su propia historia en una suerte de simbiosis con lo narrado: «nefasta tendencia, talismán absurdo, locos achicharrados, histéricos, dementes, oculto y patológico afán perverso». Resulta fascinante su manera de contar las intrigas palaciegas en torno a la magia empleada clandestinamente en la Corte, como por ejemplo la historia del parto atado de la esposa del rey Alfonso X, maquinada por su amante Doña Leonor, para evitar la descendencia real; o la leyenda de Barba azul, barón de Rays y mariscal de Francia durante el reinado de Carlos VI, que se obsesionó por la fórmula de la piedra filosofal en un ataque desesperado de «quiero y no puedo» para conseguir riqueza mediante el sacrificio humano; o el capítulo dedicado a Carlos II, alias «el hechizado», que fue incapaz de concebir heredero ni gobernar debido a un supuesto maleficio; o el apasionante «escándalo de los venenos» perpetrado por Madame de Montespan, amante del rey francés Luis XIV que se valía de la magia negra para liquidar a sus rivales cortesanas y usaba un veneno afrodisiaco para retener al rey.
Y es que La historia de la hechicería y de las brujas rebosa referencias no solo al estilo prensa rosa de corte palaciego, sino que se vale del aporte de la literatura de la época para dejar constancia de la importancia de la magia en el contexto político social de la época que propició, incluso, la creación de escuelas de hechicería –Córdoba y Toledo–. Lo mágico está presente en las novelas de caballerías o los cantares de gesta, en El asno de oro, Los siete infantes de Lara, el Poema del mío Cid, El Quijote, Las mil y una noches, Orlando furioso y toda una referencia bibliográfica que permite al lector hacer un repaso por la historia de la literatura en su contexto histórico para llegar a la conclusión de que desde que somos conscientes de la existencia humana el hombre sigue arrastrando ese terror a lo desconocido y busca respuestas en los lugares más recónditos de la psique. De ahí que estemos asistiendo al auge del psicoanálisis, la proliferación de libros de auto ayuda o a la veneración del todo poderoso google, el oráculo perfecto para internautas con tendencia a la sugestión y a la propagación de teorías conspiranoicas.
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