Teoría feminista III– Celia Amorós y Ana de Miguel
Tercer tomo de la Trilogía feminista que incluye la intervención de un autor varón sobre la teórica Nancy Fraser y que aborda los efectos de la globalización sobre la situación de las mujeres.
Efecto globalizador en el feminismo
Este tercer tomo de Trilogía feminista, aborda el proceso de globalización, la más profunda transformación social desde la Revolución Industrial, que ha puesto en relieve, creado incluso, otra clase de problemáticas que competen a las mujeres de forma muy particular, lo que necesariamente ha llamado la atención de las feministas, promoviendo la inclusión de mujeres que pertenecen a culturas y geografías «exóticas» con respecto a Europa y a Estados Unidos, así como a las socialmente vulneradas a las que la voracidad del neoliberalismo ha relegado a condiciones de explotación laboral y doméstica. El Feminismo, o Los Feminismos, por tanto, se han visto en la necesidad de abrazar otras causas; incorporar asuntos que, vistos superficialmente, rebasan su agenda. Incluso se cuestiona la pertinencia del llamado «Género» para definir un área de estudios que de momento se centra en la Mujer.
El ecofeminismo, por ejemplo, parece algo nuevo, cuando la realidad es que las primeras feministas –léase Olimpia de Gouges, Mary Wollstonecraft, Charlotte Perkins Gilman, entre otras– participaron asimismo de movimientos ecologistas, enfocadas las más de las veces contra el maltrato animal en nombre de la ciencia, incluso eran vegetarianas. Las denominadas «ecofeministas» del siglo XXI, además de integrar, entre otras, una asociación ciberactivista llamada Feminist for Animals Rights, y de otorgarle una perspectiva de género al estudio para combatir asuntos como el Calentamiento Global, han estado advirtiendo, desde 2002, sobre el alarmante asenso en las estadísticas de cáncer de seno relacionadas con la contaminación ambiental pero, sobre todo, con los xenoestrógenos, químicamente similares al estrógeno femenino, contenido asimismo en pesticidas, resinas sintéticas y sustancias de productos de limpieza, y que las multinacionales farmacéuticas emplean indiscriminadamente en procesos de reproducción asistida y terapia hormonal sustitutiva durante la menopausia.
Por otro lado, el feminismo postcolonial, como toda teoría «post», busca re- significar definiciones de quién, cómo y por qué somos de tal o cual forma. Las estrategias emancipatorias han de regular demandas y argumentos para abarcar un espectro más amplio que propicia que «lo otro» se transforme en experiencia crítica confrontada al patriarcado vuelto imperio. Se crean un acto de supervivencia y una textualidad simbólica nuevos. Este ha sido, en gran medida, el origen de la actual política incluyente. El feminismo multicultural, a un tiempo aliado y paradigma del antes citado, funciona también como una lucha por la subjetividad, esto es, el carácter individual –o de individuo- de las mujeres. Tanto en uno como en otro encajan feministas como la marroquí Fatema Mernissi que en su crítica de Occidente ha abierto los ojos a las «mujeres liberadas» haciéndonos notar nuestros particulares burkas como serían la obligatoriedad de la delgadez extrema y de caminar sobre tacones de aguja. En la línea del cyborg de Donna Haraway se encuentra otra figuración performativa de la subjetividad, «la nómade» de Rosie Braidotti.
El término «género», lugar de conflicto
«Las feministas deberíamos poner en cuestión todas las reglas de todas las tribus. Incluida la nuestra», señala Celia Amorós en este tercer tomo de la trilogía Teoría feminista. El feminismo autocrítico no es exclusivamente el que se practica de una corriente de pensamiento hacia otra. Es prioritario someter a examen y a juicio los ideales, las metas y, en especial, las metodologías para no caer en círculos viciosos ni quedarse a la zaga respecto al acelerado ritmo de las nuevas tecnologías que a su vez influyen en la economía global. La designación como «Estudios de Género» a aquellos que, de momento, abordan exclusivamente los estudios surgidos de la teoría feminista ha representado varios problemas desde el principio, entre otras cosas porque el término «género», gramáticamente hablando, no representa lo mismo en otros idiomas que no sean inglés y se ha impuesto un tanto forzadamente a nivel global. Feministas negras y lesbianas no consideran que «el género» sea el eje identatario de muchas mujeres. La situación se ha vuelto más compleja en tiempos recientes con las re-adjudicaciones genéricas y, seamos honestos: los estudios feministas siguen sin contemplar la situación de las mujeres transgénero, algunas teóricas, incluso, caen en la muy indeseada discriminación.
Con todo y esto, de qué otra manera podríamos esclarecer fenómenos tan vigentes y dolorosos como la migración vinculada a la prostitución, o la informalización del trabajo femenino, si no es a través de los, por hoy llamados «Estudios de Género», si bien, como señala Donna Haraway: «No hay nada acerca de ser hembra que una naturalmente a las mujeres. Ni siquiera existe tal estado como el de «ser» hembra, que de por sí es una categoría altamente compleja construida en discursos científicos sexuales debatidos y otras prácticas sociales».
Un largo camino insuficiente
No es casual que las primeras feministas, las ilustradas y las sufragistas, incluso la propia Simone de Beauvoir, continúen siendo mencionadas en este tercer tomo. Su vida y obra continúan siendo inspiradoras; la frase más citada de El Segundo Sexo, «no se nace mujer, se llega a serlo», se presta a un cúmulo de variaciones que nos recuerdan que, sin importar las conquistas realizadas en este tenor, la milenaria sujeción de las mujeres sigue dejando cabos sueltos, y basta la más leve oportunidad para que el renovado patriarcado los reinvente y hasta los traiga de regreso bajo nuevas caras y modalidades. Esto no significa que el feminismo no haya evolucionado, o se haya permitido un instante de brazos caídos. Este movimiento nunca dejará de ser necesario, aunque es un hecho que hace falta la visión de las neo-feministas, aquellas que ya nacieron con el feminismo echado a andar y a las que correspondería, sin duda, dar el siguiente paso que tendría relación con la visibilidad de las mujeres como individuos y aquellas que son mujeres no por naturaleza sino por elección.
La trilogía Teoría feminista I, II, III, te permitirá poder tener una visión global y exhaustiva sobre el estado de la cuestión feminista.
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